Un análisis del porqué es tonto odiar por odiar

Paraguayos ocupando Plaza de Mayo en Buenos Aires festejando el Bicentenario. Foto: http://secretariaderepatriados.blogspot.com/
En un artículo anterior, comentaba sobre el video casero que hice el domingo pasado respondiendo a la tonta reacción de algunos desorientados que se pusieron a insultar a los argentinos luego del partido Argentina vs Bosnia, en el marco del Mundial 2014.
Es curioso. Muchos creen que todo aquel que nació en tierra guaraní debe apuntar en la era del dos mil a los argentinos con una espada vengadora, debido a las heridas que dejó la guerra del 70.
También se cree que el obrero paraguayo vive en Buenos Aires como una suerte de esclavo similar a la película 12 años de esclavitud, con latigazos incluidos. Y, lo que es más llamativo, se cree que existe rivalidad con ellos.
También se suele afirmar que la segregación es agresiva. Seguramente algún compatriota sufrió abusos en Argentina pero no es el infierno que muchos sostienen. De lo contrario no hubieran ido a vivir a Buenos Aires tantos paraguayos. Menos quedarse a vivir para siempre.

El paraguayo Arnaldo André, logró convertirse en emblema de la telenovela argentina en la década del 70.
Pero existen detalles interesantes para mencionar. Todo aquel que vive, o vivió en Buenos Aires sabe – por ejemplo – que es poco lo que se habla de Paraguay, salvo que exista razones para ello. ¿Cuál sería la rivalidad entonces?
Pero vayamos a más detalles que casi nadie tiene en cuenta.
No sólo la clase obrera inició su éxodo hacia Argentina. En el mundo artístico, intelectual y deportivo, muchos paraguayos lograron un notable espacio en Buenos Aires.

Félix Pérez Cardozo, arpista paraguayo. Tuvo una importante carrera en Argentina. Es autor, entre muchas otras, de uno de los grande clásicos del folclore argentino Los sesenta granaderos.
Tenemos el caso del célebre Arnaldo André, que se convirtió en Argentina en un emblema de la telenovela de la década del 70 y 80. Posteriormente logró sobrevivir los 90 y catapultándose en el 2009 nuevamente haciendo de malo en la recordada Valientes, labor que le valió un Martín Fierro.
Luego tenemos a Carlos Ávila, paraguayo y empresario en Buenos Aires considerado “el dueño del fútbol”. Fue el creador de Torneos y Competencias, empresa que lidera produciendo y difundiendo contenidos vinculados al deporte. Su mamá fue empleada doméstica en la ciudad porteña.

Carlos Ávila, importante empresario paraguayo radicado en Buenos Aires. Foto: Diario La Nación de Buenos Aires.
Arsenio Erico, conocido futbolista paraguayo, brilló en el club Independiente entre los años 30 y 40.
El músico Mauricio Cardozo Ocampos realizó importantes trabajos en Buenos Aires. Posteriormente su hijo Oscar Cardozo Ocampo, que tenía las dos nacionalidades, se volvería un tremendo compositor y arreglador, desarrollando su arte para cine, televisión y teatro. Además de trabajar codo a codo con importantes artistas argentinos como Eduardo Falú, Mercedes Sosa, Jairo, Ariel Ramírez, Teresa Parodi, Marilina Ross, Sandra Mihanovich, Celeste Carballo, Alejandro Lerner y muchos otros.
José Luis Chilavert. Todos recuerdan su paso glorioso por el Club Atlético Vélez Sarsfield. Su éxito en Buenos Aires es indiscutible.

Oscar Cardozo Ocampo. Músico paraguayo argentino. Desarrollo su carrera en Buenos Aires, al igual que su padre; Mauricio Cardozo Ocampo.
Jacinto Herrera, otro paraguayo que triunfó en el país vecino. El actor, aparecería en una larga lista de películas argentinas entre los años 50 y 60, incluyendo hijo de hombre, cinta conocida también con el nombre de La sed o Choferes del Chaco, trabajo que le valió el premio de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina y el premio Cóndor de Plata al mejor actor de reparto. Además, la película, dirigida por el gran Lucas Demare, fue premiada con el 1º Premio para películas hispanoamericanas en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
Augusto Roa Bastos, figura emblemática de nuestra literatura. En la capital argentina desarrolló gran parte de su obra literaria, además de trabajar como guionista de importantes directores como Lucas Demare, Lautaro Murua y Armando Bo. En la década del 90, en una entrevista, diría que se sentía argentino porque Buenos Aires fue la ciudad que le dio sus primeros éxitos.
Félix Pérez Cardozo, el arpista mágico que compuso obras inmemorables como Tren lechero, partió a Buenos Aires en 1931, donde desarrolló una importantísima carrera musical. Al punto que uno de los grandes clásicos del folclore argentino Los sesenta granaderos, lleva su autoría en la melodía, con letra del poeta y folclorista argentino Hilario Cuadros
Y la lista no termina. Dallys Ferreira logró su espacio en Buenos Aires, al igual que Jorge Moliniers que todavía está dando los primeros pasos como figura.
Sin exagerar, hay más logros de paraguayos en Argentina que de argentinos en Paraguay, sin ofender con esto a nadie. Entonces, ¿dónde está la segregación al paraguayo? Por supuesto que ha de haber, pero no como se quiere afirmar. Y a todo esto deberíamos agregar a importantes escritores argentinos que han reivindicado a Paraguay en el marco de la guerra del 70. Partiendo de Juan Bautista Alberdi, padre de la Constitución argentina, a los revisionistas como José María Rosa, Arturo Jaureche y León Pomer.
En este marco, no puedo dejar de mencionar a José Luis Rodríguez, director de cine. Su película documental, “Cándido López y los Campos de Batalla”, retrata los pasos del célebre pintor argentino que retrató la guerra del 70 siendo soldado de los aliados. La película termina siendo un homenaje a Paraguay reivindicándolo en aquel conflicto.
Ricardo Iorio, vocalista de la banda argentina Alma Fuerte, en una larga entrevista con Beto Casella expresó una notable admiración a Paraguay. Dijo: “Los paraguayos son más patriotas que nosotros. No se olvide, joven que no sabe, que no lee, que se unieron tres naciones para destruir al Paraguay. Mis saludos a todos los hermanos paraguayos. Unos campeones. Ellos sin son grandes. Son una gran comunidad en nuestra nación. El sufrimiento de haber visto que tres países hermanos los destruyeran dejando nada más que 6 personas mayores de 60 y 4menores de 9 los fortaleció y salieron tipos como Chilavert que le metió un gol de media cancha a Burgos”. Ver acá el momento.

Augusto Roa Bastos. Desarrolló una brillante carrera literaria en Buenos Aires. En los 90, durante una entrevista en la feria del libro el escritor diría: "Me siento argentino".
En esta misma línea, a principio de los 90, en la recordada serie Socorro quinto año, una tira que giraba en torno a las vivencias de un grupo de estudiantes de secundaria, también se reivindicó a Paraguay en uno de los capítulos. La escena, muestra a un profesor poco ortodoxo de historia, encarnado por el talentoso Norman Briski, donde explica la grandeza del pueblo paraguayo peleando contra el ejército aliado. “Tenían un extraordinario mariscal; Solano López que luchaba por tener soberanía. Era el país más lindo de Latinoamérica”, explica en la secuencia. Ver escena acá.
Son apenas ejemplos para analizar y reflexionar. O preguntarnos aunque sea en qué consiste la rabia tonta contra el argentino. Digo tonta por las razones que ya expresé en el video.
Pensemos. Luego actuemos.